# Gracias a...



Rosa Márquez, porque leyó el primer manuscrito y me indicó qué era lo que faltaba, y por aceptar el puesto de secretaria del comisario De la Mata.

Mi hija, Elia, porque creyó en la novela desde el primer momento y aportó un toque de frescura al vocabulario juvenil.

Jaume Balagueró, por su magnífica película Los sin nombre, que inspiró algunos momentos de la novela.

Tomás Sánchez, 7º Dan, mi maestro de Aikido, que me corrigió con paciencia durante doce años.

Tamura Sensei, 8º Dan, por la experiencia de sus cursos de perfeccionamiento.

Jorge Casas, Marta Fernández y Román Fernández, del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, por documentar correctamente al profesor de música.

Óscar Piédrola, veterinario, por prestarme sus conocimientos y su nombre para el ayudante del forense.

Adolfo Utrero, Paco Garrido, Octavio de la Mata y Zbigniew Kielbasa, compañeros de Aikido, por dejar que los incluyera como personajes.

Jacinto Saugar, instructor artificiero de la Guardia Civil, por sus valiosas correcciones.

Alberto Garba, inspector de la Policía Judicial de Madrid, por dar su visto bueno a la investigación.

Gonzalo Rodríguez, director del Centro de Promoción de la Policía de Madrid, y a un grupo de inspectores que había por allí, por responder a mis torpes preguntas.

Ese vendedor de cómics y libros usados de Lo Pagán, cuyo nombre no recuerdo, por indicarme los puntos calientes de la zona.

Christian y Carmen, de megustaescribir.com, por despertarme para darme la noticia.

Cristina Jones, correctora de estilo de la editorial, que enmendó mis fallos.

Vika Davidenko, por la fotografía de la cubierta.

Jaume Bonfill, editor de R.H. Mondadori, que supo ver lo que necesitaba la novela hasta que quedó impecable.

Todos los lectores que la votaron en megustaescribir.com, y a los que no la votaron también, porque se molestaron en leerla.